June 25, 2009
animadversión.
La voz de la conciencia. Algunos me han llamado así. Supongo lo soy. Un recurso que utilizo sólo cuando noto que alguien necesita un jalón de regreso a la tierra, por lo que me ha tocado tener que decir alguna que otra “verdad” (las comillas porque la verdad siempre es diferente para cada quien), aunque no sea lo que se quiere oír, sino más bien lo que se necesita escuchar, no siempre éstas siendo las palabras más positivas. Hago esta aclaración porque a pesar de ese papel que a veces he de jugar cuando los demás se acobardan, en general me considero una persona muy optimista y sobretodo esperanzada, pero a la vez muy centrada y con los pies donde pueda pisar fuerte. Siempre he creído en dar sin esperar nada a cambio, en el karma, que recibes lo que das. Si das positivismo, buenas vibras, paz y amor, se te devuelve por otro lado. El yin y el yang. Ver lo malo en lo bueno, pero por sobretodo, aprender lo bueno de lo malo. Pero hoy… hoy lamentablemente necesitaría más fuerzas de las que quedan ya, y no le encuentro el sentido a mis palabras. Será posible que la mentalidad que a mi corta edad he acumulado se equivoque ya tan pronto? Hoy la vida me parece injusta, tan injusta. Hoy no creo recibir lo que una vez di, lo que di sin esperar nada, y por supuesto, sin esperar esto, y que no me queda más que colocar la otra mejilla. Injusta, tan injusta. La indeferencia tácita, tan alienada al dolor ajeno; la enciclopédica ignorancia, el olvido inevitable. Hoy las pocas esperanzas que persistían se desvanecieron, y el espacio una vez ocupado se queda otra vez como el recoveco que fue al inicio.

Les aseguro que la vida es hoy ciertamente injusta, y así espero que se quede. Tanto que me veo obligada a atragantarme con lo que digo, pues no quisiera que recibieras esto que hoy das.
 
posted by m.arias at 4:40 PM | Permalink |


1 Comments: