April 21, 2009
derrízate y sé feliz.

soñar.

(Del lat. somniāre).

1. tr. Representarse en la fantasía imágenes o sucesos mientras se duerme.

2. tr. Discurrir fantásticamente y dar por cierto y seguro lo que no lo es.

3. tr. Temblar a alguien, acordarse de su venganza o castigo.

4. intr. Anhelar persistentemente algo.



Desde que nacemos soñamos. No directamente, pero los padres se encargan de encaminarnos al proceso. Sueñan con nuestros nombres y cómo sonarán, sueñan con nuestros logros académicos, con nuestra personalidad atrayente, con las conversaciones a la hora del café en el que se desviven hablando de cuan maravilloso es su hijo en los deportes, o cuan inteligente es la hermosa de su hija; y hasta sueñan con las parejas que tendrán. Planifican las bodas, los atuendos que usarán, y por sobretodo, los nietos hermosos que tendrán. Sí, soñamos, mucho antes de siquiera aprender a respirar fuera del vientre cálido y seguro de nuestras madres.

Al ir creciendo, desarrollamos por nuestra cuenta esa catastrófica habilidad de soñar, porque siempre nos dijeron que “es gratis”. Soñamos con los paseos de la escuela para luego soñar con algo más aspiracional como pasar matemáticas. De pronto, se nos alborotan las hormonas y no soñamos más que con el primer beso, la primera salida, el primer roce, con la pubertad (la maldita pubertad) para dejar en el olvido nuestro pecho plano y nuestro cuerpo sin curvas; soñamos con la mirada de Luisito a través del salón, las moscas de mantequilla en el estómago y como ganarle en la tonta de la chica nueva que es más bonita que tú y que la pubertad no parece odiarla a ella tanto como a ti. Luego todo se detiene. Aquel mundo seguro donde la mayor de nuestras preocupaciones era el pantalón bajito de moda, quedó atrás. Asustados, entramos a un mundo más real, donde a los profesores no les importará si por un punto repetirás el curso, y donde ya a tus compañeros no les tendrás que agradar, pero te morirás por buscar su aprobación, y la mayoría apenas recordará quien eres. Es entonces cuando nos preparamos para soñar en grande. Ni bien acabada la universidad, ya pensamos en los postgrados, en los masters, en irnos a pasar un verano en el extranjero y culturizarnos. Soñamos con un Summa Cum Laude; las grandes ofertas laborales que nos lloverán, el trabajo que elegiremos y nos hará saltar de la cama en las mañanas, con los compañeros buena gente que tendremos, con las fiestas que nos daremos, con el novio que me casaré mucho antes de cumplir los 30. No nos detenemos ahí. Soñamos el nombre de los hijos, las navidades en familia, y pasar la vejez en compañía.

La verdad es que nuestros padres para empezar no nos tenían ni planeado, y mucho menos tenían idea de que nombre ponernos y acabaron llamándonos como un canción. La verdad es que nos irá mal en alguna clase, nos castigarán y no podremos ir al cumpleaños de Luisito, que en realidad a quien miraba a través del salón era a la nueva, no a ti. La verdad es que tu primer beso será asqueroso, lleno de saliva y con unas cuantas cortadas por los frenillos que te pusieron para arreglar tu desastre bucal. Tu pecho plano se quedará plano, hasta que conozcas los anticonceptivos. Pronto aprendes que las moscas de mantequilla lo que necesitan es Baygon, porque de quien te enamorarás perdidamente no te apreciará como mereces. La verdad es que una vez en la universidad te darás cuenta que nadie es lo que parece, y que tu amigo no es el que fue a jartarse y emborracharse contigo en tu cumpleaños, sino aquel que te llamó la atención cuando hiciste mal, pero al mismo tiempo lloró contigo tus malos ratos. La verdad… es que el postgrado o el master es lo que más vas a querer aplazar, y tu familia, con la que te rehusabas a compartir en tu adolescencia, es lo que más extrañarás y necesitarás cuando te vayas a ese esperado verano en el extranjero en el que te “des-culturizarás”. Si en serio te gradúas, no te sorprendas si el Summa se convierte en Magna, Chepa o Sin Cum Laude. La verdad es que el trabajo por el que tuviste que rogar se verá como suficiente al principio, para luego darte cuenta que haces todo el trabajo de tu jefe y sientes como te va devorando el alma y consumiendo el tiempo, por una paga que nunca te parecerá justa. De tus compañeros unos cuantos valdrán la pena, los demás estarán muy ocupados apuñalándote por la espalda como para que importen. El novio ideal no lo verás por parte. Puede que llegues a los 30 con ni siquiera un prospecto decente. Si consigues uno que sirva y que se vuelva lo suficientemente loco como para que querer casarse, la verdad es que existe la crisis de los 40, y quizás se busque una carne más fresca y menos arrugada, cuyos senos aún estén arriba, redondos y sin estrías, y su vagina no haya visto salir a tres hijos. Lo siento, la cirugía plástica no va a hacer que se quede. La verdad es que existen los divorcios y la separación de bienes. Puede que te encuentres con más de 40, sola, y con tres hijos que ya empezaron a hacer su vida aparte. La verdad es que puede ser que mueras sin compañero, y que tus amigos mueran primero que tu.

Ciertamente nos pasamos la vida soñando… en cosas estúpidas. Nos vemos envueltos en un torbellino de sueños que ni toda la eternidad más un día nos fuera suficiente para cumplirlos. La verdad, es que los sueños no son tan malos. Representan la esperanza a la que nos aferramos ávidamente en estos tiempos turbios. El problema yace en nosotros mismos. Nos la pasamos pensando que todo será de acuerdo a nuestros planes, y obviamos las cosas que estaban fuera de nuestra zona de confort por temor a equivocarnos, sin saber que la equivocación es andar con anteojeras en la cara, estropeando nuestra perspectiva. Nos aterra perder el control, y ver algo que antes rehusábamos reconocer hasta en nosotros mismos. No busco dar negatividad, busco abrir los ojos. La vida rara vez resulta como la soñamos y no por eso deja de ser fantástica si así nos lo proponemos.

Y es que la verdad… hay que dejar de soñar y empezar a vivir. Dejemos de planear tanto, derrízate y sé feliz. Por poco que parezca. Alguien que alguna vez conocí sabiamente me dijo "si te hace feliz, no es poco nada, es mucho".
 
posted by m.arias at 11:48 AM | Permalink |


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